Barcelona olvidó su historia y pisó el Camp Nou inclinado de hacer lo imposible para que Bayern Munich no lo humille otra vez en la Champions League. El 8-2 de Lisboa sigue presente entre los jugadores azulgranas y este antecedente en lugar de simbolizar una motivación fue la punta de iceberg para un nuevo y duro vencimiento que se transformó a lo largo de los 90 minutos en el primer ridículo sin Lionel Messi.
Ronald Koeman jugo desde el arranque con un once muy conservador. Se notaba miedo en Barcelona y la misión era evitar la estocada del cuadro alemán, que no jugaba en el pico de sus revoluciones. Sabiendo de su poder y de su mejor nivel, esperó el momento exacto. Minuto a minuto, el Bayern pisaba el acelerador para imponer a un Barza, que fue humillado ante 39.737 de sus presentes que se regresaron a casa, sabiendo que sin Messi su equipo hoy por hoy bajó un escalón más. Uy que está muy lejos de competir ante los colosos de Europa.
Asimismo, quedará en el registro que el 14 de septiembre de 2021, más allá del doblete de Robert Lewandowski y Thomas Müller, Barcelona asumió que era un equipo menor y que por primera vez finalizó un partido en la Champions sin efectuar un solo remate en arco contrario. A ello se agrega que se le fue una racha histórica: perdió después de 24 años su primer partido de temporada en el campeonato.
“Ahora somos los que somos, es lo que hay, pero estoy seguro de que a medida que recuperemos jugadores, finalizaremos compitiendo”, comentó Gerard Piqué, que fue uno de los seis titulares que estuvieron en el desastre de Lisboa y que ahora golpearon nuevamente con la realidad. Es verdad, con Messi en su plantel de Barcelona también sumaba sendas de eliminación en Champions desde el 2015, pero este tiempo el plantel va por una curva descendente en el ámbito futbolístico y también en lo anímico.
El sufrimiento de Barcelona es el peor síntoma. No debía y no debe salir de rodillas ante equipos como Bayern, Manchester City, Chelsea y PSG, que ahora son los predilectos para ganar la Liga de Campeones. Desde el banquillo debe comenzar el cambio. Un nuevo chip y otra mentalidad se necesitan con urgencia entre los dirigidos por Ronald Koeman, que evidentemente es juzgado.